jueves, 9 de mayo de 2013

Descafeinado homenaje a las grandes del flamenco

Fotografía: Pepe Portillo


Se presentaba anoche ante el público malagueño el espectáculo Mujeres nacidas para el flamenco en el céntrico Teatro Cánovas. Este evento pertenecía al ciclo Flamenco Viene del Sur, y pretendía rendir un homenaje a la mujer en el flamenco a lo largo de su historia. Desde luego, hace falta una mayor calidad artística y sobre todo un mejor diseño de la puesta en escena para poder rendir un justo homenaje a todas esas monstruas que ha dado este arte.

De izquierda a derecha: Rocío, Jessica, Marta, Cristina,
 La Toromba, Mercedes y Belén

Comenzó el toque, a cargo de Belén Novelli, una joven tocaora francesa afincada en Valencia, y he de decir que fue una de las pocas cosas positivas de la noche. Hizo unos campanilleros demostrando una gran técnica, además del gran acompañamiento que ofreció posteriormente al baile.

El toque dio paso al cante, a cargo de Rocío Márquez, un auténtico prodigio vocal. Su cante es celestial, dulce y fino, pero no me suena flamenco, no me transmite, simplemente no me gusta. Salió acompañada por Mercedes Luján a la guitarra, cuyo toque no dejó ni un ligero aroma de cada estilo que interpretó, y por momentos me pareció estar en un concierto de soul o jazz, en vez de en un recital de flamenco. Comenzaron con una nana, que dio paso a unos cuplés por bulerías en los que se suponía que Rocío se acordaría de Fernanda y Bernarda…Siguió por malagueña de la trini, jabera y malagueña de la Peñaranda, aquí brilló de sobremanera la cantaora. De nuevo Rocío anunció que homenajearía a Pastora por tangos, y nos volvió a engañar, porque lo que hizo fue cantar unos tangos de granada y alguna pincelada de la Repompa, recordando más a Estrella Morente que a Pastora.

Rocía Márquez y Mercedes Luján

Era el turno del baile, Jessica Brea fue la encargada de dibujar formas al cante de Cristina Tovar, la sonanta de Belén, la percusión de Marta Orive y el compás de La Toromba. Sin duda fue el baile lo que más me decepcionó del espectáculo, no vi nada especial en Jessica, sus desplantes no eran firmes, sus brazos no hablaban y sobre todo el hecho tan descarado con el que se hacía compás con la boca, acabaron por desviar mi atención hacia Cristina, la gran sorpresa de la noche, al menos para mí, que pude descubrir a una cantaora con un metal oscuro, con un cante visceral, un cante que quema y asusta, que te atrapa y te envuelve en un halo de fragua, donde los metales se funden al calor de su cante. Sus soleares y romances fueron desgarradores, sobrados de compás y de ecos gitanos.


De la noche pasamos al día (entiéndase por las líneas estilísticas), y de nuevo Rocío volvía al escenario con Mercedes para transportarnos hasta levante, donde es una verdadera especialista, estuvo brillante, y aunque a su forma, pero se acordó de la gran Encarnación Fernández. Siguió por pregones que ligó con unas seguiriyas, en las que hizo una versión corta de jerez y el cambio de Manuel Molina, donde pudo explotar toda esa caja de música que atesora su garganta, sosteniendo el tercio álgido de este cante hasta el infinito. Para cerrar, nos trajo los sones de su tierra y especialmente de Alosno, con estilos como el de María La Conejilla. Terminó con un fandango natural a capella y volviendo a hacer alarde de sus prodigiosas condiciones, algo que a veces desmejora el cante.

Jessica en el fin de fiesta

De nuevo Jessica, y para darle el punto final a esta noche de flamencas, bailó unas alegrías, con las mismas formas que hiciera en la soleá, esas formas que a mi personalmente me dejaron indiferente, por ello volví a centrarme en lo que me hizo disfrutar esta noche, el cante rancio de Cristina, que se desgañitó entregando el alma en cada tercio, e incluso me leyó el pensamiento, y cuando mi cabeza pedía que entrara por bulerías gaditanas, allá entro ella para jugar con el compás y la melodía a su antojo. Sin duda lo mejor de la velada junto a Belén.

No podía faltar una despedida por bulerías y a capela, donde Rocío canto más flamenca que en toda el recital, y donde pudimos ver a esa gran bailaora que es La Toromba darse unas pataítas para el disfrute de todos los aficionaos allí presentes. Fue una noche donde las grandes artistas de este arte merecieron algo más.

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