jueves, 5 de septiembre de 2013

Las dos caras de Miguel Poveda


Pocas dudas hay sobre la calidad artística de Miguel Poveda, posiblemente estemos ante uno de los artistas con más tirón en España. Sus cualidades vocales son excepcionales, su conocimiento y afición exhaustivos, y su capacidad camaleónica para adoptar varios géneros musicales es sorprendente. Está claro que su éxito no es casual, sino fruto del trabajo y el talento. Desde hace tiempo es difícil ver a Miguel en un espectáculo puramente flamenco, con un público dispuesto a ver únicamente flamenco. Quizás este hecho haga que sus recitales brillen más por la canción y la copla que por el arte jondo, donde se limita a interpretar, sin buscar la superación del cante en cada momento, sin buscar instantes de súbita inspiración, guardando la voz y las energías para otros menesteres.


De esta guisa se presentó en el Castillo Sohail de Fuengirola el sábado por la noche para ofrecer uno de sus habituales espectáculos. Comenzó recitando a Miguel Hernández y a Federico García Lorca acompañado por el maestro de la música y el piano Joan Albert Amargos. Dulces melodías de poesía dieron paso al interludio por bulerías del guitarrista Chicuelo acompañado al cajón por Paquito González y al compás por Luis Cantarote, Carlos Grilo y El Londro.

Miguel Poveda

Tras el toque concertista de Chicuelo daba comienzo la versión jonda de Póveda, que abrió por alegrías gaditanas cargadas de compás, pero faltas de sal, sal que sí puso el baile de La Lupi con bata de cola. Aunque su bata apenas dibujó formas, sus manos si supieron esculpir correctamente los sones gaditanos. Ya con la única compañía de Chicuelo, interpretó malagueña de Concha la Peñaranda rematadas con rondeña del Gallina, fandango de Lucena y rondeña del Cojo de Málaga.


Nuevamente envolvió de compás las murallas del castillo, pero esta vez en forma de tangos. De todos los colores y sabores: estremeños, granadinos, malagueños y gaditanos para finalizar con un giro rítmico que desembocó en Triana. De nuevo La Lupi como protagonista dibujando una amalgama de formas cómicas con su baile, formas con las que se bailaban los tangos en este barrio sevillano. Otra cuestión fue ver a Miguel acompañando con su espantoso baile a la malagueña. Cantar canta muy bien, pero alguien ha de decirle a Miguel que el baile no es lo suyo en absoluto.

Susana Lupiañez, La Lupi

Brilló de sobremanera por taranta, donde sacó a relucir su registro vocal y sabiduría. No ocurrió lo mismo con la soleá, donde se hizo acompañar de forma excepcional, por el palmero Carlos Grilo, que estuvo preciso y flamenquísimo, sin adornos ni florituras, rigiéndose por el compás y el cante de Miguel, que vendió ojana abusando del falsete y guardando la fuerza vocal y expresiva para la canción.


Un nuevo giro musical dio paso a la ansiada copla, ansiada por la mayoría de espectadores que se dieron cita en el Castillo Sohail. Miguel, es un tipo entrañable sobre el escenario; improvisa, dialoga e interactúa con el público en todo momento. Ya en vereda dejó satisfecho a sus seguidores con versiones de Marifé, La Piquer y otros artistas del género, para llegar al culmen del espectáculo con unos cuplés por bulerías llenos de compás, donde volvió a dejar claro que su arte no radica en el baile, eso seguro.

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho la objetividad flamenca de esta crítica. Miguel no es buen bailaor, yo creo que lo hace porque se siente libre y la libertad no es mala en un arte así y con un talento como el suyo. Igual que le tiran de las orejas por su relación furtiva con la copla, deberían de advertirle de esto, pues a veces, se pierde la magia con estos aires dancísticos, jeje, un abrazo.

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  2. Gracias Ro. Como dices la libertad a veces engrandece, pero yo no puedo usar mi libertad para cantar por soleá delante de 1000 aficionaos porque sencillamente me abuchearían. Lo que ocurre es que Poveda coharta su libertad de bailar con el aval de ser un peazo de artista y tener barra libre en ese sentido. Yo no puedo decir ni mu de sus quehaceres con la copla porque está sobrado, con el flamenco puedo ser más crítico, pero tampoco puedo decir que no cante bien porque mentiría...En el tema del baile creo que hay unanimidad al respecto. Me parece acertada la interactuación con La Lupi en los tangos trianeros, pero debería abstenerse de bailar, con moverse por el escenario creo que es suficiente. Es sólo mi opinión!! Un abrazo!!

    Rufo

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  3. Espera, Crónicas, que me pierdo. ¿A qué estilo le llamas rondeña del Cojo de Málaga?

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  4. Jajaja...Le atribuyo la rondeña "grande" al Cojo de Málaga, puesto que fue el primero en grabarla como fandango (no recuerdo si malagueño)....después vinieron Almadén y los demás...

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