No tenía en mente publicar nada sobre el espectáculo de ayer, puesto que fui como un mero espectador y por el placer de escuchar. Pero claro, tenía la reserva desde hace casi un mes, por lo que Martín, el dueño de Casa Patas me tenía reservado un sitio en primera fila donde además de disfrutar del concierto pude disfrutar de otra de mis aficiones, la fotografía.
Jerry en uno de los pocos momentos en que pudimos verle los ojos |