domingo, 10 de noviembre de 2013

La Macanita: un eco en peligro de extinción


Por segundo día consecutivo, la afición volvió a responder con un lleno hasta la bandera al ciclo Flamencos por derecho organizado por la Fundación Casa Patas. No sorprende teniendo en cuenta el nivel artístico y el intimismo de los recitales. Para mayor satisfacción, Martín Guerrero, dueño de Casa Patas, es un tipo que está pendiente de todos y cada uno de los asistentes, dándoles el mejor acomodo y prestándose con amabilidad a cada uno de ellos. Con la prensa no es menos, y esto es de agradecer porque permite que se pueda trabajar con facilidad.

Con estos ingredientes bien cocinados era el turno de Tomasa Guerrero La Macanita, que como Jesús, estuvo acompañada por Manuel Valencia a la guitarra y Macano y Chícharito al compás.

Tomasa Guerrero La Macanita

Tomasa goza de un eco que posiblemente hoy no esté tan de moda, pero que para el aficionao al flamenco cabal representa gitanería, esencia, raza y verdad. El eco de La Macana está en peligro de extinción, por ello es un auténtico privilegio poder beber de la fuente cantaora que emana el manantial de su voz.

Quizás ayer abusara un poco de la media voz, pero cuando dijo aquí estoy yo, cuando su grito racial impregnó la Sala García Lorca de quejumbrosa oscuridad, fue cuando cautivó a todos los presentes, recompensando nuestras almas.

Cuando La Macanita apareció en el escenario se podía apreciar en el ambiente estábamos ante algo distinto. Se podía palpar el respeto. Comenzó por tientos y tangos, gitanalmente dichos.

La soleá es uno de sus cantes bandera, pero quizás ayer no llegó al punto sublime con el que suele interpretarla. Aún así, los cantes de preparación alcalareños sonaron con gusto en su rajada garganta, y en el cante trianero de La Andonda llevó su eco hasta donde se remueven las entrañas. Malagueñas gaditanas atestiguaron su largura cantaora. Cante de preparación de Manuel Torre a media voz, para explotar con el estilo del Mellizo. Para cerrar su primera intervención cantó una canción con sones buleaeros compuesta por el malogrado Fernandito Terremoto. A pesar de tratarse de melodías poco flamencas, en la voz de Tomasa todo suena jondo, hasta los “buenos días”.

Ataviada con otro traje volvió al escenario junto a Manuel para seguir con los cantes libres. Taranto y taranta bien dichos. La oscuridad se cernió sobre la sala con nombre de poeta granaíno, la seguiriya de La Macanita envolvió de misterio el ambiente. Manuel Torre y especialmente el estilo de Tío José de Paula fueron incisivos antes del cierre, en el que ligó los tercios casi sin respirar para recibir una calurosa y merecida ovación.

Tomasa y Manuel

Cabe resaltar la compaña de Manuel con la guitarra durante todo el recital. Su toque reúne todas las características que hacen de un tocaor una referencia absoluta: jondura, musicalidad, dominio del tiempo, aire y personalidad. Con sólo 29 años es una de las mejores guitarras en el toque de acompañamiento, en el toque gitano.


Volvía el compás del Chícharo y el Macano para cocer a fuego lento el fin de fiesta santiaguero. Compás y jondura se entremezclaron en las bulerías de Tomasa. Además las pinceladas de baile tanto de La Macanita como de sus palmeros fueron extasiantes. Especialmente conectó con el público el siempre enduendado Chicharito. Tras el aplauso, Tomasa pidió silencio al público para cantar sin acompañamiento un fandango Caracolero. El respetable quería más y a golpes de compás reclamó el bis de la cantaora jerezana que volvió a escena para despedirse con otro fandangazo chocolatero. Un final perfecto que dejó entrever que los ecos profundos nunca pasan de moda.




2 comentarios:

  1. Bien expresado, amigo.Después de Tomasa, ¿ quién vendrá a poner el eco? Difícil lo veo. Los que están de moda, no llegan. saludos.

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    1. Muchas gracias Jose Luis. Estoy de acuerdo con lo que dices, hay muchos que están de moda pero a mí personalmente no me dicen nada. De todas formas esto es muy amplio de gustos y colores, y nadie tiene una verdad absoluta, pero yo me quedo con los soníos negros. Un saludo amigo.

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