El espectáculo vivido la noche del viernes en la Fundación Casa Patas y protagonizado por Tía Juana la del Pipa es de los que me hacen creer en la pureza del flamenco. En la autenticidad de un cante que sale del alma y de lo vivido, en una manera de cantar sin imposturas ni caretas, en la profunda queja que sale de las entrañas de la jerezana porque es lo que mejor sabe hacer. Ella es cantaora, pero no sabe por qué, un día se encontraba cantando por soleá con 10 añitos sin saber lo que cantaba ni por qué cantaba, simplemente lo hacía. Lo llevaba dentro.
Tía Juana la del Pipa y José del Mijita