domingo, 14 de abril de 2013

Pocos honores a La Repompa


Dentro del ciclo La familias cantaoras de Málaga de la Bienal, se presentaba ayer por la noche en el Auditorio Edgar Neville la familia Reyes, percheleros de pura cepa, y de la que fue máximo exponente Enriqueta Reyes La Repompa, apodo que legaría al resto de su familia. El elenco artístico lo conformaban Rafaela Reyes y Amparo Heredia al cante, Iván Vargas y Raquel Heredia al baile, José Satorre y Manuel Fernandez a la guitarra y Juan Laike, Miguel El Nene y El Yaya al compás.

Rafaela Reyes impartiendo magisterio

No se puede negar que la calidad artística y el buen hacer, no hayan tenido cabida en el espectáculo que nos brindó ayer una de las sagas cantaoras malagueñas más personales. Pero para ser justos, eché de menos, y mucho, los soníos y las formas cantaoras de esta familia.


Amparo Heredia La Repompilla

Comenzó Amparo Heredia La Repompilla cantando aquella letra que compuso El Cigala para el Concierto de Aranjuez. Siguió por tonas, que ligó para entrar en la seguiriya, cante que bailó su hermana Raquel Heredia Reyes con rabia desmedida, demostrando su casta. Un derroche inagotable de energía. Quiso acordarse Amparo del genio de la Isla, e interpretó la mítica Leyenda del Tiempo, a la que su hermana puso formas. Sin salirse de la tierra que vio nacer a Camarón bailó el granaíno Iván Vargas unas Alegrías de la bahía. Ya sin cante, y con el compás del Yaya y Juan Laike, Raquel bailó una enjundiosa bulería.

Raquel Heredia con los jaleos del Yaya


Iván Vargas con el cante de Amparo

Hasta este momento la noche me había resultado un tanto insustancial. Amparo desde luego no había estado a la altura que nos tiene acostumbrados. Y eran Raquel e Iván los que  hasta entonces habían aportado algo al espectáculo. Pero la aparición de Rafaela Reyes, supuso la magia en el escenario. Vino acompañada del duende, además de una voz impoluta, flamenquísima y de exquisito gusto. Nos deleitó con una tanda de bulerías y cuplés de inconmensurable arte, y todo ello adornado con su baile de raza, su baile gitano. Además pudimos escucharla al natural, sin micro, estaba exultante, rebosando fuerza, seguridad y doliendo con su cante. El público le agradeció su derroche de talento poniéndose en pie y ofreciéndole una ovación cerrada y a compás. Y para no desmerecer se despidieron con un fin de fiesta donde todos se dieron sus pataitas.


Rafaela Reyes La Repompa

A pesar del buen hacer sobre las tablas, esperaba que no todo el espectáculo fuera para baile. Que el cante de Amparo cobrara protagonismo sin el acompañamiento de cajones y tacones, porque tiene condiciones y conocimientos para ello. Pero sobre todo me quedé con las ganas de escuchar esos cantes del perchel por tangos o por bulerías que en su día elevara Enriqueta a la condición de obras maestras. Definitivamente  extrañé esos honores a La Repompa.


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