Paqui Ríos es una de mis debilidades, y la verdad es que hacía
mucho tiempo que no la veía en vereda. Su cante es visceral, macerado en
oscuros sones de maestros como los Mairena, El Chaqueta, La Perla, Pastora o
Camarón. Además, era la Asociación Amigos del Flamenco de Almachar la que
organizaba tan flamenca velada. Como ya he dicho en alguna otra ocasión,
Almachar puede presumir de ser uno de los pueblos más flamencos de la provincia
de Málaga. Con estos ingredientes, ni la lluvia ni el frío podían echarme para
atrás.
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Paqui Ríos. Foto: Pepe Portillo |
El encargado de secundar con su toque a Paqui fue
Rubén
Lara, guitarrista de 19 años que no deja de sorprender a los aficionaos por su
precoz talento. Aúna a su exquisita técnica, un gran dominio del compás y sobre
todo, algo que quizás no sea tangible, pero si perceptible a los oídos de los “escuchaores”,
y no es otra cosa que la flamencura. Una guitarra tiene que sonar flamenca, y
con tanto desarrollo de la técnica, los jóvenes tocaores no han prestado
demasiada atención a este aspecto.
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Rubén Lara. Foto: Pepe Portillo |
Para abrir boca, comenzó Paqui por Malagueña del Mellizo. Hizo
primero una Media Granaína para templarse en la que ni ella ni Rubén estuvieron
finos, aún se notaba el frío en su garganta y en sus cuerdas respectivamente. Pero
si algo me encanta de Paqui, es que es como una montaña rusa, imprevisible,
distinta, capaz de llevarte al cenit de su cante cuando todo hace indicar lo
contrario. Y esto fue lo que hizo cuando entonó la Malagueña de Enrique el
Mellizo. Su cante se me metió en mi cuerpo, recorriéndolo en forma de escalofrío.
Me mató. Después de esto, podía haberme ido para casa a gusto.
Decidí quedarme, para seguidamente degustar su
Soleá por Bulería.
Estuvo grandiosa Paqui, evocando sones de La Perla, Gloria, Frijones y aquel
cante de La Serneta (7) que dejara Juanito Mojama para la historia (La mañana
temprano). Un disfrute para los sentidos de los socios y aficionaos.
Paqui Ríos y Rubén Lara en Soleá por Bulería:
Para terminar esta primera parte de su actuación, hicieron
Granaínas. Era la segunda vez que la escuchaba por estos aires, y
lo cierto es que la primera vez me encantó, sacando unos matices dulces en su
voz que desconocía. Pero esta vez no hizo suyo este cante, estuvo discreta,
quizás por que venía mal de la garganta y es un palo que requiere unos buenos
bajos. Por su parte Rubén puso a relucir su técnica desgranando falsetas
con una gran soltura.
Comenzaron esta segunda parte de la actuación por Tientos y
Tangos, y he de decir, que siempre están de diez en estos cantes. Paqui es de
las cantaoras que más me llega por Tientos. Me gustaría verla alguna vez
haciendo únicamente este palo. Se acordó de Pastora principalmente, aunque dejó
una pincelada de la Repompa para rematar los Tangos.
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Paqui y Rubén. Foto: Pepe Portillo |
Si tuviera que decir que cante destacaría de estos dos
artistas, no tendría dudas: la Seguiriya. Pero en esta ocasión ninguno de los
dos estuvo cómodo. Paqui no transmitió como suele hacerlo, no le
puso esa energía con la que suele afrontar este cante. Se la veía desganada.
Comenzó con un estilo corto de Jerez (Tío José de Paula), al que siguió otro de Antonio Mairena, para acto seguido hacer una seguiriya de cierre en el que puso
algo más de pujanza, pero sirvió de poco, porque su fiel escudero Rubén no vio
que estaba rematando la Seguiriya y no le puso el broche oportuno.
Cuando parecía que los problemas de garganta de Paqui le
impedían dar los mejor de ella, volvió a hacernos vibrar con unos Fandangos muy
bien dichos. Con mucha fuerza, y una gran conexión con Rubén, que disfrutó su cante. Que hondo suena un Fandango de Corruco o Palanca en su voz. Y es que, ha tenido grandes maestros en este menester, como su padre o El Álvarez.
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Paqui y Rubén. Foto: Pepe Portillo. |
Para cerrar la noche, y con gran inspiración por parte de
los dos artistas, se aventuraron en el siempre difícil compás de la
Bulería. Después
de hacernos vibrar con los Fandangos, se vinieron arriba y nos
deleitaron con grandes dosis de improvisación, algo muy habitual en Paqui. Que
si me voy a Jerez, que si me voy pa Utrera, que si meto una Caña, que si meto
un Taranto, que si meto una Levantica, que si meto un Fandango de Aznalcóllar…Todo cabe en la métrica bulearesca, y si no que se lo pregunten a las hermanas con más arte de la historia del Flamenco. Por su parte Rubén
estuvo pasao de compás y de ingenio para amoldarse al cante imprevisible y
siempre genial de Paqui. Sin duda, fue una despedida por todo lo alto, que dejó
a los aficionaos con ganas de volver a ver a estos grandes flamencos.
Después del cante oficial pudimos disfrutar de una pequeña reunión
con los artistas y con algunos socios de la peña. Fue una noche de gran
disfrute, noche que se tornó en madrugada, pero mereció la pena echar un ratito
a gusto con Paqui que se hinchó de cantar (otros artistas cogen la pasta y hasta
luego); Rubén que también dejó una pincelaitas por Fandangos y Bulerías; Curro,
el presidente de la peña que también se jartó y algún que otro socio más. Una
gran forma de terminar la noche.
Como siempre he de agradecer a la
Asociación Amigos del Flamenco
de Almachar su apuesta de programar buen flamenco habitualmente. Además el
trato es exquisito por parte de los socios de esta entidad. Pueblos tan
aficionaos como este es lo que hace falta en Málaga.
No me puedo despedir sin agradecerle también su colaboración al fotógrafo y amigo
Pepe Portillo, que tuvo que lidiar con la escasa luz que había en la peña. Desde aquí recomiendo le echen un vistazo a su trabajo:
http://www.pepe-portillo.com/