miércoles, 27 de noviembre de 2013

Encarna Anillo homenajea a Mariana Cornejo en Casa Patas


El pasado sábado era el día en el que Mariana Cornejo hubiese inundado de gaditanía la sala García Lorca de la Fundación Casa Patas. Fatales circunstancias de la vida lo impidieron. De algún modo, su ser estuvo presente en la sala y en el pensamiento de los aficionaos. Así mismo lo señaló Encarna Anillo, la encargada de suplir y homenajear a la desaparecida Mariana en este ciclo Flamenco por derecho.

Encarna Anillo

Aunque entre la personalidad de estas dos gaditanas hay un abismo, Encarna puso todo su empeño para rendirle honores a Mariana. Esta joven cantaora lleva el cante gaditano por bandera y así lo demostró la noche del sábado 23 de noviembre.

La voz de Encarna es pura delicia, con un registro melódico perfecto y dotada de exquisita técnica. A esto hay que sumarle un conocimiento y variedad de repertorio cuasi ilimitado. Esta fue la tónica de su recital, donde la compañía de Antonio Carrión fue tan protagonista o más que la de la misma cantaora, lo de Antonio es “pa echarle de comer aparte”. Además Diego Montoya y una de las hijas del tocaor pusieron el compás de la noche.

Encarna y su gente sobre las tablas

Algo que sí eché en falta fueron la energía y el arrojo. En definitiva, avivar la llama de los cantes. Por momentos dejaba entrever que tenía la capacidad para imprimir ese calor, esa fuerza necesaria en algunos tercios, pero no fue hasta la segunda parte del recital donde sacó todo lo que lleva dentro. El recital fue de menos a más y en todo momento el público, que no terminó de llenar la sala, disfrutó de lo lindo con Encarna.

Las alegrías gaditanas resultaron un tanto salobres, aunque perfectamente cantadas desde un punto de vista musical. Éstas dieron paso a una rica y variada tanda de solerares donde sí saco ese rajo que lleva dentro por instantes. Media granaína para introducir la malagueña del Mellizo, cante que está al alcance de muy pocos a día de hoy. Es un estilo al que hay que imprimirle algo más que una media voz. No pudo homenajear mejor a Mariana que con el cante que lleva su nombre. Supo mecerlo con gusto y darle matices personales.

Antonio Carrión

Desde este punto al final, Encarna se soltó la melena y se arrojó al vacío sin pensárselo. Fuera quedaron los nervios, la tensión o el miedo a asegurar cada tercio. Me levantó los vellos por abanadolaos, que comenzaron con la suave rondeña del Gallina para seguir con el fandango Lucentino y terminar con el vivaz cante de Juan Breva. Exquisito.

Continuó por tientos gaditanos que desembocaron de forma natural en tangos de todos los colores: Málaga, Cádiz, Granada, Extremadura o Triana. Compás, gusto y otro registro de voz hicieron de estos cantes un auténtico disfrute para los sentidos. Soberbio estuvo también Carrión arrancando los jaleos del respetable.

Encarna cantando por La Perla

Para finiquitar una noche que fue exponencialmente de menos a mas, bulerías gaditanas, el techo artístico del recital sin duda. De pie, bailando, interpretando con garra a la Perla o al gran Alfonso de Gaspar, encendiendo la llama del cante y sin salirse una pizca del compás. Un gran final, donde hasta Diego Montoya se dio su pataíta.




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