miércoles, 26 de febrero de 2014

Fiesta en el cielo y mar de lágrimas en la tierra


Al final del camino puede verse a José esperandote con los brazos abiertos, y no sólo a José, todos te esperan: El Torta, Chacón, Pastora, Sabicas, Niño Ricardo, Caracol, Mairena, Terremoto, Mojama, Manuel Torre, Borrull,  Vallejo, tu hermano Ramón, tu madre Lucía y tantos otros que están locos de contentos con tu llegada. A buen seguro hoy habrá una fiesta en el paraíso. Por fin volverás a tocar junto a tu hermano Camarón. Tocarás por alegrías de Cadiz, bulerías y tangos, pero también habrá momentos para la solemnidad, para la desgarradora seguiriya o para el llanto de tu rondeña, porque ahora en ti vive la alegría y tristeza, alegría de reencontrarse con unos y la tristeza de tener que dejar a otros.


A diferencia que en el cielo, hoy en la tierra nos invade la pena, el llanto, el dolor y el luto. La pérdida del exponente más grande de la sonanta flamenca, tu pérdida, nos deja con el corazón partido. Pocos artistas flamencos pueden presumir de poner a toda la afición de acuerdo, y no sólo estrictamente a los aficionaos al flamenco, sino a cualquier melómano que se precie; tu lo conseguías. Contribuiste a que este arte fuera aun más valorado, a que traspasara fronteras, en definitiva lo dignificaste como se merecía y por ello el flamenco te estará eternamente agradecido.


Hoy el mundo de los vivos están conmocionado con tu pérdida, maestro. Guitarristas, tocaores, cantaores, bailaores, aficionaos, artistas de otros géneros y todo tipo de admiradores te mandan su último adiós. Tu has dejado huella en todos nosotros. Eres y siempre serás un manantial donde beber. Fuiste innovador sin perder la esencia. Siempre mirabas atrás antes de hacer cualquier cosa, perfumando de flamencura todos tus toques. Posiblemente junto a José formaste la pareja más transcendental de la historia del arte jondo. Revolucionasteis el patio, y ahí queda vuestro legado. Nunca te sentiste un Dios sobre la tierra. Lo eras. Ahora los guitarristas te rezarán un "Paco Nuestro" antes de acostarse cada noche.

Podría hablar de fechas, de números, de premios, de discos, pero de eso ya se encargarán otros. Lo que si me gustaría recoger son unas palabras tuyas, que me parecen muy necesarias en los tiempos que corren, y que, al igual que tu magisterio sobre la sonanta, también pueden abrir los ojos de muchos guitarristas que sólo se aferran a la técnica, esa que a ti te sobraba.

"La expresión y el ritmo son muy importantes. Un guitarrista tiene que tener más que ritmo, aire. El aire es fundamental. En las nuevas generaciones de guitarristas, como se han pasado tanto tiempo en su casa estudiando armonía, velocidad y técnica, de pronto se han olvidado de que un rasgueado redondo, preciso y rítmico es hasta más importante que todas las armonías que pueden ir precedidas de ese rasgueado, que es el que remata toda una idea melódica y armónica. Eso es algo de lo que no nos damos cuenta, y me incluyo, porque soy un guitarrista que ha vivido todo eso; he pasado muchas horas solo y he aprendido de mis defectos. Ese rasgueado hay que estudiarlo tanto o más que las escalas, las armonías y los arpegios, y todo eso para tener una técnica brillante y espectacular. Credibilidad, lo que hagas tiene que tener credibilidad. Por muy lejos que vayas armónicamente y por muy loco que parezca, aquello tiene que oler y sonar a flamenco. Eso ya es bastante difícil de explicar porque ni uno mismo, a veces, sabe cuál es la frontera". (El Pais. 28 Ago 2004).

Es indudable que valorabas por encima de todo el aire, el perfume que debía desprender la bajañí. Por ello siempre mantuviste ese aroma a pesar de crear como nadie antes lo había hecho, a pesar de incrementar la velocidad de tu música hasta alcanzar lo absoluto, lo indivisible y lo totipotente. A veces una sóla nota de tu guitarra poseía más densidad que un picado vertiginoso, a veces tus silencios eran música inalcanzable e indescriptible.

Paco, no me queda mucho más que decirte. Sólo agradecerte una vez más tu enorme contribución y tu engrandecimiento de este arte. Disfruta de la gran fiesta que te espera en el cielo; aquí las guitarras se tiñen de negro luto, pero volverán a sonar, y lo harán en tu honor. Fuiste una leyenda viva y ahora eres una deidad eterna. Hasta siempre.


Foto: Pepe Lamarca


2 comentarios:

  1. Chungo, chungo, chungo. Era el paraguas que cobijaba todo el flamenco. Nadie ha hecho evolucionar el flamenco tanto como Paco. Es difícil calibrar lo que pasará ahora.

    Mi más sentido pésame a su familia.

    Ramón Soler

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