No tenía en mente publicar nada sobre el espectáculo de ayer, puesto que fui como un mero espectador y por el placer de escuchar. Pero claro, tenía la reserva desde hace casi un mes, por lo que Martín, el dueño de
Casa Patas me tenía reservado un sitio en primera fila donde además de disfrutar del concierto pude disfrutar de otra de mis aficiones, la fotografía.
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Jerry en uno de los pocos momentos en que pudimos verle los ojos |
No quiero entrar en detalles, puesto que me siento ignorante hablando de otras músicas ajenas al cante, y no me gustaría ponerme a la altura de esos críticos musicales que hablan de cante sin tener ni puta idea, pero lo cierto que ver a
Jerry González impone. Es respeto y sabiduría y por eso la
Sala García Lorca estaba colmatada. Nunca sabes por donde va a salir, sus músicos se miran en cada tema buscando el camino que pronto encuentran, y es que la compaña de Jerry es de muchos kilates:
Javier Colina al contrabajo y
El Piraña al cajón. Los dos estuvieron anormales, salvajes, con duende como diríamos los flamencos. El que me conoce sabe que no me gusta el cajón para acompañar el cante, pero me parece un instrumento interesantísimo y alucino con él y con todo el que lo hace sonar bien. En este caso El Piraña tiene un "rollazo" que no se puede aguantar, indescriptible. Si tienen la oportunidad no dejen de ver a cualquiera de estos músicos. Yo me callo y os dejo con algunas de las instantáneas de ayer.
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Javier, Jerry y Piraña |
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La cara de relajación del Piraña no refleja la velocidad de sus manos y sus dedos |
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Jerry González |
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Javier Colina disfrutando y haciendo disfrutar |
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Javier Colina |
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Dedos con duende y pulmones con swing |
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Las armas de Jerry |
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